Paisajes para animar el espíritu

En estos días tan complicados, tan solo quiero mostrarte algunas pinturas con paisajes hermosos y apacibles para que encuentres en ellos un momento de calma, recuerdes la belleza de la a veces tan cruel naturaleza y te distraigas por unos minutos.

Una escena veraniega en la que el azul está reservado para las lejanas montañas y el calor parece teñir de verde el cielo despejado. El trigal se compone de curvas y espirales de pinceladas amarillas, ocres y anaranjadas.

Paisaje con segador. Vincent Van Gogh. Septiembre de 1889. Van Goh Museum.

La isla de Naxos era un paraje idílico, pero a Ariadna no se lo pareció, en un principio, cuando Teseo la abandonó allí. Pero pronto cambiaron las cosas, y es que Dionisos con su cortejo la encontró. Aunque ella al principio desconfiaba, parece que finalmente el amor fue mutuo. Tal devoción sintió el dios por ella que creó una constelación, la Corona Boreal, que puedes ver en la parte superior izquierda.

Baco (Dionisos) y Ariadna. Tiziano. 1520-23. National Gallery de Londres.

A veces, lo que necesitamos es simplemente sentarnos a descansar un rato y contemplar el paisaje. En esta obra a continuación, me siento particularmente identificada con las vacas que permanecen serenas observando el planísimo paisaje de los Paises Bajos mientras unos viajeros piden indicaciones a los pastores que las cuidan.

 Paisaje con pastores. Albert Jacob Cuyp. 1650 ca. National Gallery Washington.

Por último, quería mostrarte un paisaje que a Georgia O'Keeffe le resultó impactante cuando lo visitó: Machu Picchu. Esta obra sintetiza en verdes y azules la bruma  y las nubes que abrazan las cimas escarpadas de la Cordillera Oriental. A veces hace falta muy poco para transmitir algo.

Machu Picchu I. Georgia O'Keeffe. 1954. Georgia O'Keeffe Museum.

 Espero que estas obras te hayan servido para desconectar un poquito. Te mando un abrazo. Cuídate mucho.